EL MINISTERIO SACERDOTAL SIN JUSTIFICACIÓN, NI REPAROS. Olga Lucia Álvarez Benjumea ARCW*
El sacerdocio tanto en mujeres como hombres presenta una novedad, que no pasa de moda: el anuncio del Evangelio.
“El Espíritu del Señor esta sobre mi, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos” Lucas 4:18
Mujeres y hombres estamos llamados a anunciar la Buena Nueva. El anuncio del Evangelio no admite rechazo, exclusión, marginación alguna, contra ser humano. El Evangelio anunciado honestamente, libera del miedo, dignifica a hijas e hijos de Dios, genera, misericordia, perdón, comprensión, escucha, estimulo, acogida, defensa y protección.
¿Cuál es la novedad? Mujeres y hombres estamos llamados a liberar el Evangelio, de la opresión del silencio, de la ignorancia, (darlo a conocer) tenemos que liberar la liberación, salvándole, para salvar, a los desplazados/as, emigrantes, refugiados/as. Rescatándole, para rescatar, al inocente y oprimido/a protegiéndole, para proteger, al amenazado/a, abusado/a.
Anunciar el Evangelio, no es para desquite, revancha o competencia, si esto sucediera, el ministerio sacerdotal pierde su sentido.
El ministerio sacerdotal, no es para entrar a debatir y atacar el matriarcado- patriarcal. Si nos quedáramos en esas discusiones, se estaría perdiendo la dimensión del Evangelio, tanto en su anuncio, como vivencia. Aprendamos de la metodología de Jesús: “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Juan 8:1-7. Tampoco no es para juzgar, criticar y despreciar al ser humano como tal y creernos lo máximo de la creación. “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todo/as somos uno en Cristo Jesús. Gálatas 3:28.
El ministerio sacerdotal, no es para estar defendiendo, normas y leyes en asuntos que rayan en obsesión (???), perdiéndose el interés en anunciar el Evangelio.
El ministerio sacerdotal, no se puede quedar en la denuncia del asesinato infame de Jesús. El ministerio sacerdotal anuncia el mensaje principal y válido del Evangelio: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana es también nuestra fe” ( 1 Cor 15, 14).
El ministerio sacerdotal, no es una bandera para protegernos o defendernos unos/as contra otras/os. Sería de nunca terminar la ley del talión : “Ojo por ojo, diente por diente” Mateo 5:38.
El ministerio sacerdotal, no pretende ahondar y distanciar más de lo que esta, la polarización entre mujeres y hombres y menos entre hijas e hijos de Dios. “…para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en Mí y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú Me enviaste” Juan 17:21.
Mujeres y hombres en el ministerio sacerdotal, trabajamos unidos, en el rescate y liberación del Evangelio, según el mandato de Jesús:
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